sábado, 7 de noviembre de 2009

El proletariado chileno y la Revolución Rusa. Un 7 de noviembre de hace 88 años

Corría 1921, y el periódico La Verdad (órgano del ‘Consejo Federal Nº 3 de la Provincia de Coquimbo’), publicaría – dos días antes del aniversario – un texto dedicado a conmemorar una fecha que el proletariado (socialista) chileno a esta altura había asimilado como propia, «[…] el día en que el proletariado del mundo entero se inclina ante la majestuosa lección que le dieran los gigantes de la hoy Rusia obrera»[1], cuando «la historia volvió la página y abrió el capítulo de los Soviets»[2]. En Santiago, desde los primeros días del mes de noviembre el POS y el ‘Consejo Nº 28 de Oficios Varios de la F.O.Ch.’, por medio del órgano central de aquella, comenzaban a invitar «[…] a todos los Consejos Federales, sociedades mutuales y al proletariado en general a un gran comicio que se efectuará en esta capital el día 7 de noviembre, en conmemoración al 4.o aniversario de la Revolución Rusa»[3]. La ‘festividad’ proletaria, entonces, lograba dejar de ser prisionera de las páginas de los diarios y periódicos obreros, para materializarse en otro plano de existencia, y lo haría en grande. El día anterior al ‘comicio’, La Federación Obrera detallaba los pormenores del «[…] gran desfile que tendrá por objeto demostrar nuestras simpatías y admiración por la Nueva RUSIA DE LOS SOVIETS y a la vez nuestros votos por que no se ejecute la pena de muerte de los compañeros SACCO Y VANZETTI en Estados Unidos»[4]. Aquél, convocaría simultáneamente a los obreros (a las 8 de la tarde del día lunes 7) a trece distintos puntos del centro de la capital[5], en cada uno de los cuales un destacado orador (entre los que se contaban socialistas y demócratas como Luis Emilio Recabarren, Santiago Labarca, Juan Pradenas, Luis Víctor Cruz, Manuel Hidalgo, etcétera) realizaría una conferencia pública de media hora de extensión «[…] para explicar el significado de la REVOLUCIÓN RUSA»[6], tras la cual «todos estos grupos vendrán hasta la Alameda frente a Cochrane para organizar el GRAN DESFILE»[7] – «una grandiosa manifestación de cultura nacional»[8], según apunta el mismo anuncio – el que luego marcharía «[…] frente a las Legaciones Inglesas, Francesa, Italiana y Norte Americana [sic] para que sus representantes aprecien el valor de esta adhesión del pueblo de la capital chilena, a las ideas y pensamientos que motivan el desfile»[9].

Al día siguiente del acto, el mismo diario informaba que «imponente bajo todo punto de vista resultaron, tanto las conferencias, como el colosal desfile, con que el proletariado de Chile, ha contribuido al regocijo mundial en el día en que la República Roja celebra el 4.o Aniversario de su emancipación social»[10]. Ateniéndome a la versión de la misma fuente, «ochenta mil obreros, – henchido el corazón de regocijo–, atravesaron en gruesas columnas, toda la ciudad de Santiago […]»[11], en el más absoluto de los comportamientos cívicos[12]; conducta por la que no estuvo dispuesto a apostar el Gobierno, lo que derivaría en que no todo saliera como lo tenía presupuestado el comité organizador, como indica el diario de la F.O.Ch.:

«Mientras los proletarios, los piojentos andrajosos, los mendigos – como nos llama la prensa burguesa y la clase rica – daban una alta muestra de cultura a estos anfitriones, el Gobierno – vergüenza de una República democrática – insultaba al pueblo impidiéndole que él desfilara por las legaciones extranjeras, porque, según nos dijo un emisario del Ministro del Interior, el Gobierno temía que se apedreara a las legaciones, lo que es lo mismo, el Gobierno del Amor creía que el pueblo inculto y salvaje, no sabría comportarse en jauría de animales feroces, asaltaría los palacios de los corrompidos representantes de la clase rica extranjera»[13].

A lo que se debía sumar, según el artículo, el hecho de que se desplegara a «[…] todos los pacos [sic] de Santiago, para que, armados hasta los dientes, enfrentaran a los trabajadores»[14]. Es particularmente importante destacar además, que la nota señala que «es gratísimo dejar constancia que el hermano guardián [aludiendo a los policías] va abriendo los ojos, de otra manera no se explica el por qué de esa cantidad enorme de oficialidad»[15]. Puede parecer iluso de su parte, pero El Mercurio del día siguiente al ‘comicio’, sorprendentemente, informa de un hecho que bien puede hacer dudar de esta primera impresión:

«En los momentos en que la concurrencia aplaudía a uno de los oradores, pasaba un tranvía Alameda en cuya plataforma iba el sargento del Batallón de Tren Luis Riveros, quien vivó [vitoreó] con fuerte voz a la ‘Revolución’ que se aplaudía en esos instantes y gritó ¡’abajo los burgueses!’. Por orden del Prefecto alcanzó al referido tranvía un auto con oficiales de policía, quienes detuvieron al referido sargento, ordenando su detención a la 1.a comisaría.

Se nos informa que al tiempo de cumplirse esta orden el sargento Riveros se arrancó los galones, diciendo que no quería estar al servicio de la oligarquía. Desde la 1.a comisaría, en la que estuvo breves momentos, se le llevó al cuartel.

Sabemos que de orden superior se ha ordenado instruir el sumario correspondiente»[16].

‘Pacos’ más o ‘pacos’ menos, con o sin desfile frente a las representaciones diplomáticas de las más insignes naciones capitalistas, con ‘sargentos conversos’ o no, la convocatoria fue un éxito rotundo. La bandera roja lograba enarbolarse y batirse orgullosa – en las calles de la principal ciudad del país, además del cerro Santa Lucía y del edificio de La Federación Obrera[17] – en las manos de decenas de miles de obreros nacionales; y lo hacía, no ‘el mismo día que…’, sino ‘porque’ se conmemoraba el ‘triunfo’ de los obreros y campesinos en la ahora ‘República del Soviet’.


Así lo informó la prensa proletaria de la época

“Aniversario de la revolución rusa” [18]

Imponente bajo todo punto de vista resultaron, tanto las conferencias, como el colosal desfile, con que el proletariado de Chile, ha contribuido al regocijo mundial en el día en que la República Roja celebra el 4.o Aniversario de su emancipación social.

Ochenta mil obreros, – henchido el corazón de regocijo,– atravesaron en gruesas columnas, toda la ciudad de Santiago como se había anunciado, hacia la Alameda de las Delicias, desde donde partió el mitin que desfilará por [Delicias], Bandera y Agustinas hasta el Cerro de Santa Lucía, donde se levantaron varias tribunas.

Sin ningún grito destemplado, en medio de sorprendente cultura, el pueblo mostró a la clase rica del país, cómo él, se encuentra capacitado para gobernarse por sí mismo y cómo se ha plegado al proletariado mundial, para protestar de la condena a muerte de los camaradas Sacco y Vanzetti y también para pedir a nuestro Gobierno la pronta libertad de los compañeros procesados y condenados en el sumario que se instruye contra nuestros camaradas de San Gregorio, como así mismo, para pedir la libertad de Alarcón y Vidal, enjuiciados por cuestiones sociales.

Mientras los proletarios, los piojentos andrajosos, los mendigos – como nos llama la prensa burguesa y la clase rica – daban una alta muestra de cultura a estos anfitriones, el Gobierno – vergüenza de una República democrática – insultaba al pueblo impidiéndole que él desfilara por las legaciones extranjeras, porque, según nos dijo un emisario del Ministro del Interior, el Gobierno temía que se apedreara a las legaciones, lo que es lo mismo, el Gobierno del Amor creía que el pueblo inculto y salvaje, no sabría comportarse en jauría de animales feroces, asaltaría los palacios de los corrompidos representantes de la clase rica extranjera.

La conducta correcta en que se desarrolló la grandiosa manifestación de anoche, en un insulto para aquellos, que preconizando un amor incalculado [sic] por la clase trabajadora, despliegan a todos los pacos [sic] de Santiago, para que, armados hasta los dientes, enfrentaran a los trabajadores.

Pero nos es gratísimo dejar constancia que el hermano guardián va abriendo los ojos, de otra manera no se explica el por qué de esa cantidad enorme de oficialidad. Los guardianes, esclavos como nosotros, no pueden permanecer indiferentes cuando ven que en el corazón de la ciudad los trabajadores enarbolamos la bandera roja de las reivindicaciones obreras, la que se batió orgullosa, en el día, es nuestro edificio y en la noche en el Cerro Santa Lucía, paseo de la aristocracia chilena.

Cuando contemplábamos nuestra hermosa bandera batirse al viento, desplegada, y cuando veíamos a esa cantidad enorme de trabajadores en torno de ella, pensábamos con regocijo, en el día feliz en que clavaremos esta gloriosa enseña de la paz, justicia y amor, en la Moneda, en el Parlamento, en el comercio, en la banca y en los cuarteles, realizando la aspiración de los productores de que la tierra sea para los que la hacen producir.

Así reaccionaban las autoridades:
Nota del Prefecto de policía al Secretario General del POS [19]

Santiago, 7 de noviembre de 1921.- Acuso a usted recibo de su comunicación de esta fecha, por la que pone en mi conocimiento que hoy a las 8.30 P.M. las columnas proletarias recorrerán las calles de la ciudad en manifestación de simpatía al aniversario de la revolución rusa.

Con tal oportunidad debo prevenir a usted que, tomando en cuenta que esta manifestación se llevará a efecto de noche, que en tales condiciones es casi imposible un control absoluto de la manifestación y que puede repetirse en ella lo que ya ha ocurrido en otras ocasiones al producirse desórdenes y atentados por elementos subversivos que se mezclan a la gente tranquila en las aglomeraciones, el Gobierno ha acordado impedir que el desfile pase frente a las legaciones de Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Italia, comunicándolo así al infrascrito el señor Ministro del Interior.

Esta medida de previsión que tiende únicamente a evitar al país incidentes desagradables con países amigos, será cumplida estrictamente por la policía, aunque para ello se viese obligada a medios coercitivos. Espero, sin embargo, que la cordura de los dirigentes obreros prevalecerá y que será acatada esta orden con sólo esta comunicación oficial.

Saluda a Ud.– (Firmado).– B. Gómez Solar, prefecto.

Al señor R. Salinas J., secretario general del Partido Obrero Socialista.



[1] C. Lazo, “Aniversario de la República rusa”, La Verdad, Coquimbo, 5 de noviembre de 1921, comillas en el original

[2] Ibídem.

[3] “Aniversario de la Revolución Rusa”, La Federación Obrera, Santiago, 2 de noviembre de 1921.

[4] “Aniversario de la Revolución Rusa”, La Federación Obrera, Santiago, 6 de noviembre de 1921, mayúsculas en el original.

[5] Maestranza con Diez de Julio, la Plaza Almagro, la Plaza Manuel Rodríguez, la Plaza Yungay, Avenida Matta con Arturo Prat, Alameda con Bascuñán, la Plaza Brasil, Loreto con Dardignac, Alameda al pie del Cerro Santa Lucía, Independencia con Rosario, Riquelme con Sama, Blanco Encalada con Bascuñán y Castro con Gorbea.

[6] “Aniversario de la Revolución Rusa”, La Federación Obrera, Santiago, 6 de noviembre de 1921, mayúsculas en el original.

[7] Ibídem, mayúsculas en el original.

[8] Ibíd.

[9] Ibídem.

[10] “Aniversario de la revolución rusa”, La Federación Obrera, Santiago, 8 de noviembre de 1921.

[11] Ibídem.

[12] Sobre la cantidad de asistentes al evento, si bien no da un número de los participantes, El Diario Ilustrado señala que «formados en columnas se extendían las filas de manifestantes desde la estatua [del General José de San Martín en la Alameda de las Delicias] hacia el poniente ocupando varias cuadras» (“Las actividades de los comunistas. Los desfiles callejeros de anoche”, El Diario Ilustrado, Santiago, 8 de noviembre de 1921).

[13] “Aniversario de la revolución rusa”, La Federación Obrera, Santiago, 8 de noviembre de 1921.

[14] Ibídem.

[15] Ibíd.

[16] “La manifestación socialista efectuada anoche”, El Mercurio, Santiago, 8 de noviembre de 1921, comillas en el original.

[17] “Las actividades de los comunistas. Los desfiles callejeros de anoche”, El Diario Ilustrado, Santiago, 8 de noviembre de 1921.


[18] “Anieversario de la revolución rusa”, La Federación Obrera de Chile, Santiago, nº 230, 8 de noviembre de 1921.


[19] “Las actividades de los comunistas. Los desfiles callejeros de anoche”, El Diario Ilustrado, Santiago, 8 de noviembre de 1921.


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